La primera cuesta siempre se me atraganta, y siempre es la misma, la del garaje. Al alcanzar la calle muy a duras penas, una fresca mañana de domingo me saluda arañándome el fino cutis, puedo percibir a través de las legañas que la niebla (fenómeno atmosférico, no riclano perruno) también me da la bienvenida al domingo. Cargado con las dos mochilas, el camel con las protecciones y la de la indumentaria de ciclista, voy saboreando la victoria de mi Zaragoza, que para una vez que gana, bien merece la pena dejar constancia de ello. Enfilo carretera Alpatir y diviso a dos jóvenes doncellas minifalderas, despidiéndose quizás, de una noche de desenfreno. Paso junto a ellas mientras mi memoria evoca tiempos pasados, tiempos de alcohólica, sexual y anfetaminica juventud. “Cuanta puta y yo que viejo”, que dirían los Siniestro Total. Entre tanto lascivo pensamiento, se me engancha el bajo del pantalón en la cadena, cojones, casi me caigo en sus morros. El día promete.
En un plis me planto en el pabellón, la furgoneta de Manolo abierta de par en par acomoda las bicicletas en su parte trasera. A parte del citado propietario del vehiculo, allí esperan Massiel, Carlos “el de Almonacid” y Cali, que lleva mas legañas que yo, amén de savia nueva para este nuestro selecto club; mi tocayo Pastelero y Eduardo. Como Alfredo no aparece, pasamos por su casa, y al ver todo en calma decidimos no alterar la paz y nos alejamos picando rueda. Unos 150kms de asfalto en doble sentido nos separan del punto de partida de nuestra ruta de hoy, Rodellar, no sin antes efectuar parada frente a Capitanía General, para encontrarnos con Lorenzo y Emilio.
Una vez en Rodellar, donde está todo prohibido, da fe de ello el cartel que te da la bienvenida, prestos apañamos nuestros biciclos y adecuamos nuestro atuendo al frescor matutino prepirenaico. En fila de dos desandamos nuestros pasos hasta la villa anterior, Las Almunias de Rodellar!! (¿o de Romeral, Lorenzo?). Mientras el astro rey nos observa condescendiente, no se atisba rastro de nube que se atreva a desteñir ni un ápice lo que será un bonito día de montainbai….
En un plis me planto en el pabellón, la furgoneta de Manolo abierta de par en par acomoda las bicicletas en su parte trasera. A parte del citado propietario del vehiculo, allí esperan Massiel, Carlos “el de Almonacid” y Cali, que lleva mas legañas que yo, amén de savia nueva para este nuestro selecto club; mi tocayo Pastelero y Eduardo. Como Alfredo no aparece, pasamos por su casa, y al ver todo en calma decidimos no alterar la paz y nos alejamos picando rueda. Unos 150kms de asfalto en doble sentido nos separan del punto de partida de nuestra ruta de hoy, Rodellar, no sin antes efectuar parada frente a Capitanía General, para encontrarnos con Lorenzo y Emilio.
Una vez en Rodellar, donde está todo prohibido, da fe de ello el cartel que te da la bienvenida, prestos apañamos nuestros biciclos y adecuamos nuestro atuendo al frescor matutino prepirenaico. En fila de dos desandamos nuestros pasos hasta la villa anterior, Las Almunias de Rodellar!! (¿o de Romeral, Lorenzo?). Mientras el astro rey nos observa condescendiente, no se atisba rastro de nube que se atreva a desteñir ni un ápice lo que será un bonito día de montainbai….
CAPITULO 1
Se acabo el asfalto, y para arriba por senda destino collado Balced, en dos pedaladas ya sobran las chaquetillas, los calcetines esos de foca y a alguno la camiseta de ir a coger olivas que alguno heredó de su abuelo. A la cuarta, bicicleta a las costillas y así chino chano hasta una pista por la cual rodamos placidamente en pelotón. Sir Lorenz de Guara, ilustre caballero de la casa de los Adif y Canciller de la expedición, aconseja dosificar fuerzas ya que en nada la pista se convierte en pedregosa y empinada senda. En lo que tarda un cura en dar una misa un domingo, la expedición corona el citado collado Balced con sus 1.371mts de altitud, lo que para nosotros se traduce en 690mts de desnivel en unos 7,5kms. [MODO FILOSOFICO ON] El primaveral día que los dioses nos han regalado, no hace sino colorear la maravillosa vista que se cierne a nuestro alrededor, angostos y vegetados valles con los principales picos pirenaicos como telón de fondo. Alejados del mundanal ruido, de facturas, de pagares, de sirenas y conductores malhumorados, allí arriba te permites el lujo de sentirte privilegiado, de que el sudor de tu frente a lomos de un biciclo y una buena compañía pueda llevarte hasta tan remotos a la vez que hermosos parajes….Así es como deben sentirse los hombres libres. Las sensaciones son indescriptibles, de las imágenes, ya se encarga el infatigable Emilio de capturarlas en formato digital de 8 megapixels. [MODO FILOSOFICO OFF]
La cosa se empieza a complicar...
Complicado del todo
El autor de la crónica saluda especialmente
Mú bonito todo, oye
Cenutrios algaireños
Sin más preámbulos, nos calzamos las protecciones y el desnivel se convierte en negativo. El descenso lo podríamos separar a grandes rasgos en tres fases; una primera parte de pedrolos sueltos en combinación con sinuosas curvas (el negociarlas con éxito se me sigue atragantando, y de que manera), segunda fase de terreno fino y suelto con las mismas curvas, donde evocamos giros y derrapes cual esquiador en Cerler en temporada alta y para finalizar divertidos escalones de piedra redonda y bien sujeta, al estilo de Nocito, por lo que me cuenta Maxi.
Carlos "de Almonacid" en plena bajada
Nuevamente en Rodellar, los comentarios sobre el recién finalizado descenso son unánimes “De puta madre para arriba”, la sonrisa picarona de algunos incontestable (¿Porque todos los jugones sonríen igual?). Reponemos fuerzas a base bocatas, cervezas, y porque no, unos cigarros que nos fumamos, como Dios pinto a Perico, y todavía nos da tiempo a alternar con las mozas del lugar, mas concretamente con una, y ahí es donde Sir Lorenz le cuenta los botellones que se hacia con el padre de Walt Disney….
Incumpliendo la normativa municipal
CAPITULO 2
Cuesta ponerte en marcha de nuevo, pero para eso hemos ido hasta allí. El maltrecho hombro del Pastelero dice basta y se queda en tierra guardando el fuerte. El rulo de la tarde consiste un agradable paseo de ida y vuelta por el kárstico Cañón de Mascún, donde el agua y el paso del tiempo se han encargado de esculpir sus caprichosas formas (digo yo que seria el agua, ¿que va a ser sino pues Manolo?), al principio podemos ver un curioso agujero gigante en la montaña, que emula la forma de un delfín (por el otro lado a mi que no me jodan pero parece un beluga) y diversas forma fálicas gigantes, de cuyo nombre científico pues no me acuerdo….. “Las pichas de los dioses” según la mitología de la antigua Grecia, ya que los enterraban empalmados y no podían cerrar la tapa… de ahí la teoría de que la Viagra la inventaron los griegos…
Mitad delfín por el lado que parece un beluga
La Gran Cuca fálica
Descendemos a la parte baja del cañón, donde se nota más fresco, y cruzamos el cauce del río unas cuantas veces, unos tramos secos, unos tramos con agua hasta más arriba del eje del pedalier. En este segundo caso es donde se desmonta la teoría de los calcetines de piel de foca. Te mojas los pieses, eso si, el agua luego no sale….
Un último tramo senderil empujando la bici, para poder deleitarnos de una bonita vista y ver de cerca la picha mas grande de todas, que digo yo que seria la de Zeus, no sin antes retratarnos en comandita con las protecciones puestas ¡Que momentazo Lorenzo!
Un último tramo senderil empujando la bici, para poder deleitarnos de una bonita vista y ver de cerca la picha mas grande de todas, que digo yo que seria la de Zeus, no sin antes retratarnos en comandita con las protecciones puestas ¡Que momentazo Lorenzo!
Expedicionarios, con ahora si, delfín al fondo
Sobre pedrosos
Ya solo nos queda volver sobre nuestros pasos para completar el rulo de la tarde, que nos deja unos guarismos de 7,6 km recorridos y 249 mts de desnivel.
Típica fila india
Ya de vuelta al Cuartel General, encontramos a Pastelero haciendo migas con un gato oriundo de la localidad, nos acicalamos y culminamos la ruta mojando nuestros gaznates con unas birras en la posada de moda en Rodellar.
En la posada
Carretera y manta, un ratico después ya estamos de vuelta en la muy noble y fidelísima villa de La Almunia.
Nos vemos en las Bárdenas…
Nos vemos en las Bárdenas…
Daniel Clariana
RODANDO POR RODELLAR