Pues, sí sí, a primeros de Agosto, cogimos la furgoneta y para Benasque. Fin de semana completo; la oferta de Josean era una perita en dulce irrechazable, nos invitaba a su flamante apartamento, solos cuatro amigos: montaña, bici y gastronomía, que más se puede pedir, sí sí…..
Maxi, Josean y una servidor@ cogimos los trastos y con la neverica llena de cerveza fresca, nos fuimos haciendo ruta el Viernes por la tarde, a la espera de Moreno que se venía a la mañana siguiente.
Al llegar al desvío de Olvena, un poco aguas arriba del río Ésera, nuestro anfitrión propuso un alto en el camino. Al “Puente del Infierno” se llega nada mas pasar el túnel después del desvío de Olvena en un pequeño ensanche que hay en la misma carretera y tras andar apenas unos cien metros del evidente sendero. Merece la pena visitarlo, en pleno congosto se halla este impresionante puente (s. XIII o XIV), impacta por su increíble elevación sobre el cauce del río, es difícil no sentir sobrecogimiento y hormigueo en la planta de los pies al mirar hacia abajo, sobre todo al pensar en quienes lo construyeron.
Unas curvas más, parada butifarriense en Graus, sesión de bricomanía en el apartamento, y moderna parrillada eléctrica para dar buena cuenta de las viandas grausinas. Tras mirar los mapas de la zona preparando la ruta con unas cervezas, pronto al catre que la jornada del sábado se antojaba rompedora, y para muestra un botón.
A la mañana siguiente bien temprano llegó Cesar, pusimos a punto las monturas, un poco de aire por aquí, grasa por allá y ala, a darle a los pedales, guiados por el gps, y el buen sentido de Josean. La ruta propuesta fue esta:
La ruta conjuga la dureza en el aspecto deportivo con el paisaje y las buenas sensaciones en el aspecto lúdico.
Salimos de Benasque por la carretera que lleva a Anciles, pasando por el helipuerto de la Guardia Civil..El primer tramo para empezar a calentar las piernas resultó gratificante por las bonitas vistas que nos ofrecía el embalse de Linsoles-Eriste.
Tras pasar por el puente que hay delante de la presa del embalse nos encaminamos a coger la carretera que sube a Sahún, donde sin bajar de las bicis pasamos revista a la Escuela de Hostelería Nª Señora de Guayente con su hermosa ermita al lado.
Después y tras titubear un poco con el gps, enfilamos con ritmo alegre hacia Sesué donde de camino vimos a unos zagales rapelar una pared bien guapa. Tras atravesar el bonito pueblo de Sesué cruzamos para ir hasta Villanova , donde arranca la pista que elegimos para atacar el punto mas alto de nuestra ruta (Collado de Sahún 2006 m.).
Tras pasar una barrera empieza lo más exigente de la ruta, rampas duras que nos hacen adoptar un ritmo tranquilo para no quemar las naves antes de hora. Vamos parando disfrutando de la buena sombra que ofrece el bosque, y ya más arriba contemplamos asombrados la maniobra de caza de un águila real, a la que por esta vez se le escapó una afortunada marmota. Una segunda barrera después nos da paso a la pista que viene de Chía, esta mucho mas ancha y abierta al tráfico rodado; rampas largas y no muy exigentes. El paisaje es gratificante y reconfortan las vistas el esfuerzo realizado. Tras tentempié en una borda-refugio bien acondicionada, la ascensión transcurrió con el ganado vacuno como música de fondo, divisamos alguna marmota, (probablemente la afortunada…..) y arreglamos una cala del automático de Maxi.
Finalmente y cuando ya nos empezaba a pesar la subida llegamos al ultimo tramo, este de cemento, que da paso al Puerto de Sahún 2006 metros. Decidimos acercarnos hasta el refugio Marradetas situado en el mismo puerto y que divide los dos valles, la vertiente de Plan y la de Benasque , donde remojamos el gaznate con una cerveza fresca y decidimos echar pié a tierra y comer a la sombra de los pinos.
Las vistas desde el puerto son para uno de secano como yo una bocanada de aire fresco en los pulmones, que privilegio. La vertiente hacia Plan se divisa más verde y poblada, en cambio hacia el valle de Benasque se trunca menos espesa con más pradera, los ojos te llevan sin querer hacia el horizonte donde a un lado puedes ver el Aneto y al otro el Monte Perdido.
Una vez repuestos tras la comida nos pusimos en marcha para afrontar la parte mas divertida del día, la bajada. Desandamos un tramo de pista para coger otra que baja hacia el GR que nos llevaría de vuelta a Sahún. Esta termina en una hermosa cascada donde repusimos nuestras deshidratadas mochilas, desoyendo los consejos del encargado del refugio.
Reponiendo fuerzas en la caseta "El Corral"
Pose con vistas al Aneto
Nosotros y el Valle de Benasque
Cruzamos un corral de ganado y nos metimos en el sendero, el primer tramo muy técnico dejó mis costillas maltrechas, aunque no tanto como para desistir, después la senda se torna rápida y divertida con algunos tramos de piedra suelta que nos hicieron disfrutar de lo lindo. Al terminar abajo mientras nos quitamos las protecciones, en silencio, una sonrisa picarona se hacia patente en la cara de mis compañeros, gozamos como enanos.
El tramo de regreso desde Sahún a Benasque coincidió con el de la mañana, ritmo tranquilo y pachanguero comentando la jugada, valorando la ruta y haciendo planes para una próxima salida. Después, una vez en el pueblo: cañita refrescante, sesión de Spa para desentumecer los cansados músculos, cena de altura y como colofón, ruta nocturna, de la que mira tú por donde no se nos grabó el track, y las fotos salieron todas a oscuras.
Un saludo y nos vemos por el monte.
Manuel Marín.
Bajo cero por Rodanas